28 nov 2013

"Si me bajás la nota te vas a arrepentir"


Por: Teresita Carabajal

Ante el menor reclamo, los docentes son agredidos por los alumnos y los padres. Los gremios piden que se cumplan las normas.





El preceptor de una escuela secundaria advirtió a los padres de un alumno que su hijo no iba a clases, y que cuando asistía su comportamiento dejaba mucho que desear. Los padres increparon al joven y le impusieron un castigo. El chico, en represalia, buscó al preceptor en la escuela, y sin más, le asestó un puntazo por el cual casi pierde la vida. Esto no sucedió en ningún país lejano. Ocurrió en una escuela del centro de San Miguel de Tucumán, y es uno de los tantos casos que los gremios tienen registrados como violencia contra docentes, una situación que se agrava al no poder hacerla pública. 


¿Cuál es el motivo? Miedo a perder el trabajo y a sufrir represalias de los propios agresores. "Pero sobre todo porque existe un discurso no escrito, pero sí verbal en la práctica, de contener a los chicos en la escuela a como dé lugar", dicen los docentes consultados por LA GACETA, y que prefirieron resguardar su identidad. 

En las últimas semanas se registraron numerosos casos de violencia y cada tanto los medios de dan cuenta de esta problemática. Como el caso de Pergamino, en Buenos Aires, donde un alumno y su madre atacaron a golpes al director de una escuela.

En Tucumán, el caso de la Escuela República de Panamá (Concepción) puso en alerta a los gremios. Allí, los padres de una alumna agredieron a los docentes Hugo Fayad y Silvia Romera. El incidente se desencadenó cuando Fayad no autorizó a la alumna a retirarse de clase antes de tiempo. Ante la denuncia policial, el Juzgado de la II Nominación del Centro Judicial de Concepción hizo lugar al pedido de restricción solicitado por los docentes del colegio, medida por la cual a los padres se les prohibió acercarse a tres cuadras de la escuela.

Pero este grave incidente es sólo una muestra de lo que sucede en muchas instituciones educativas, donde trascienden -por más que se las quiera ocultar- situaciones de violencia contra los profesores: agresiones verbales y físicas, y amenazas de todo tipo. No sólo de parte de alumnos sino también de los padres. En consecuencia, los docentes deben buscar contención en sus gremios. Allí se animan a denunciar lo que les está pasando

Reacción de los padres

De los registros de UDT y de APEM surgen datos relevantes, como que la mayoría de los casos de agresión verbal y hasta amenazas se dan cuando los padres no pueden conseguir el certificado escolar para cobrar la Asignación Universal por Hijo.

"Cuando piden la certificación de estudios, y el docente les observa que sus hijos no están yendo normalmente a clases, muchos de los padres reaccionan violentamente contra el docente", denunció Isabel Ruiz, secretaria general de APEM, en coincidencia con los casos relevados por la UDT. Entre los más comunes figuran los insultos cuando el docente desaprueba a un alumno, pero también se llega a la agresión física y a la desaparición -por venganza- de alguna pertenencia del docente. O más grave aún, las amenazas a la entrada o salida de la escuela que, en la mayoría de los casos, permanecen "tapados".

"El problema es que los docentes temen perder el empleo o ser reprendidos por sus superiores si realizan la denuncia policial o si hacen público el caso", dijo Arnedo. Aseguró que lo que están pidiendo es contención y protección, y al Gobierno le piden que haya normas específicas y que vuelvan algunas pautas disciplinarias generales en las escuelas, sin que estas tengan que ser de tipo punitivas.

Límites, también en clase

"Así como los especialistas aconsejan a los padres poner límites a sus hijos, estos deben encontrar límites también en las instituciones educativas", opinó Ruiz. La dirigente indicó que muchas veces se confunde "inclusión educativa" con "dejar hacer", para que el chico no tenga impedimentos y no abandone la escuela. Dijo que ante el menor reclamo o ante un aplazo, el docente se vuelve blanco de agresiones de todo tipo, incluso de la propia institución que lo obliga a "contener" a los alumnos. "Estas situaciones atentan contra la calidad educativa y la convivencia escolar", opinó. 

Ruiz y Arnedo coinciden en que deben revisarse los códigos de convivencia y las normas disciplinarias. "Es fundamental que los padres participen en la elaboración de las pautas de convivencia en las escuelas -opinaron-. No hay que dejarlos al margen; es necesario hacerlos responsables y partícipes".


- Normativas académicas muy permisivas terminan apoyando más al que no estudia ni se esfuerza
- Códigos de convivencia se elaboran sin participación de padres ni de alumnos; no hay reflexión ni consenso
- Ambigüedad de las pautas disciplinarias. Falta de límites en la escuela (lo que se les critica a los padres)
- Mandatos que obligan al docente a que el alumno apruebe y pase de curso a como dé lugar (resta autoridad)
- Necesidad de gabinetes psicopedagógicos en cada una de las escuelas y formación profesional de los tutores
- Restitución de la autoridad docente en la clase; las escuelas relajan sus normas para no ser tildadas de "expulsivas"

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